Novela de Marina Closs.

Colección Malabar, N° 3.

“El que me escucha pierde la esperanza. Soy el sin remedio. Yo soy aquel que hace daño por bruto y que, al tratar de sanar, lastima más fuerte, por torpe. Soy el peor de todos. Tascá, el enamorado”.

En esta novela, tres monólogos de distintos personajes dibujan un paisaje sórdido, que gana magia gracias a la escritura asombrosa de Marina Closs. Empieza Olga, desde el prostíbulo donde protege a la Boba y se sorprende con Reencarnación. Sigue Ezequiel, un chico que trepa a los techos con su hermana y aprende a tocar el acordeón con Tascá. Y termina el propio Tascá Skromeda, el peor de todos y, también, el que puede definir con mayor nitidez en qué consiste el sufrimiento. La ilustración de la tapa es de Verónica Del Giudice.

Marina Closs nació en Misiones en 1990. Entre otros libros, publicó Tres truenos (primer premio en la categoría cuento del Fondo Nacional de las Artes, 2019) y Álvar Núñez. Trabajos de sed y de hambre (ganadora del primer concurso de novelas de autoras “Angélica Gorodischer”, 2019). Es licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires.

Así empieza la novela:

“Se levanta el sol. Se percibe el sol entre las tablas. Se despierta el hambre. La voz en la garganta gruñe. Se levanta el sol. Parece un borracho tiritando, entre las nubes. Un borracho sin querer, de los que tienen vergüenza de volver a su casa.

“El cielo es una casa de prostitución. El sol es un borracho. Las nubes son las chicas, hinchadas, algunas gordas. El lucero es la única linda entre todas. Las estrellas son la policía. La luna es la señora de la sociedad antialcohólica. La noche es la gran casa clausurada.

“La luz era el alcohol, ya no existe. El sol era el borracho.

“Esto pienso y me voy asomando al corredor. Miro desde allá, desde el fondo de la gran casa. Alguien ya estuvo abriendo las puertas. Está fumando en la mañana. Se ve que entra por la puerta el humo. No veo, por Dios. La neblina… ¿qué es? Me digo: la luz de la sirena de la policía. Que invade, que parece metida en los cuartos. En la luz de la sirena de la policía, salió nuestra Sultana:

“—¡No van a poder entrar! ¡No van a poder!

“Las que estábamos vestidas la ayudamos a dar golpes. Las que estaban desnudándose sacaron por la puerta de atrás a los clientes. La luz de la sirena de la policía nos entró hasta el fondo del salón. Sultana hablaba escupiendo alrededor:

“—¡Ya pagamos la cuota de la sociedad antialcohólica! Van a usar nuestro dinero para curar. No van a tener a quién, si acá no tienen para tomar un poco…

“Sultana empujaba a la policía, como si ellos no fuesen muchos y ella no estuviese sola”.

(Marina Closs – Tascá Skromeda. El peor más pobre)

144 páginas. ISBN 978-987-47688-7-2

Tascá Skromeda. El peor más pobre

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Novela de Marina Closs.

Colección Malabar, N° 3.

“El que me escucha pierde la esperanza. Soy el sin remedio. Yo soy aquel que hace daño por bruto y que, al tratar de sanar, lastima más fuerte, por torpe. Soy el peor de todos. Tascá, el enamorado”.

En esta novela, tres monólogos de distintos personajes dibujan un paisaje sórdido, que gana magia gracias a la escritura asombrosa de Marina Closs. Empieza Olga, desde el prostíbulo donde protege a la Boba y se sorprende con Reencarnación. Sigue Ezequiel, un chico que trepa a los techos con su hermana y aprende a tocar el acordeón con Tascá. Y termina el propio Tascá Skromeda, el peor de todos y, también, el que puede definir con mayor nitidez en qué consiste el sufrimiento. La ilustración de la tapa es de Verónica Del Giudice.

Marina Closs nació en Misiones en 1990. Entre otros libros, publicó Tres truenos (primer premio en la categoría cuento del Fondo Nacional de las Artes, 2019) y Álvar Núñez. Trabajos de sed y de hambre (ganadora del primer concurso de novelas de autoras “Angélica Gorodischer”, 2019). Es licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires.

Así empieza la novela:

“Se levanta el sol. Se percibe el sol entre las tablas. Se despierta el hambre. La voz en la garganta gruñe. Se levanta el sol. Parece un borracho tiritando, entre las nubes. Un borracho sin querer, de los que tienen vergüenza de volver a su casa.

“El cielo es una casa de prostitución. El sol es un borracho. Las nubes son las chicas, hinchadas, algunas gordas. El lucero es la única linda entre todas. Las estrellas son la policía. La luna es la señora de la sociedad antialcohólica. La noche es la gran casa clausurada.

“La luz era el alcohol, ya no existe. El sol era el borracho.

“Esto pienso y me voy asomando al corredor. Miro desde allá, desde el fondo de la gran casa. Alguien ya estuvo abriendo las puertas. Está fumando en la mañana. Se ve que entra por la puerta el humo. No veo, por Dios. La neblina… ¿qué es? Me digo: la luz de la sirena de la policía. Que invade, que parece metida en los cuartos. En la luz de la sirena de la policía, salió nuestra Sultana:

“—¡No van a poder entrar! ¡No van a poder!

“Las que estábamos vestidas la ayudamos a dar golpes. Las que estaban desnudándose sacaron por la puerta de atrás a los clientes. La luz de la sirena de la policía nos entró hasta el fondo del salón. Sultana hablaba escupiendo alrededor:

“—¡Ya pagamos la cuota de la sociedad antialcohólica! Van a usar nuestro dinero para curar. No van a tener a quién, si acá no tienen para tomar un poco…

“Sultana empujaba a la policía, como si ellos no fuesen muchos y ella no estuviese sola”.

(Marina Closs – Tascá Skromeda. El peor más pobre)

144 páginas. ISBN 978-987-47688-7-2

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